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Cómo la gratuidad

le cambió la cara a

la educación superior

ALUMNOS BENEFICIADOS

EN LA ASIGNACIÓN DE

GRATUIDAD DE 2016

D

urante un discurso a estudiantes

extranjeros que visitaban la Uni-

versidad de Chile, su rector, Ennio

Vivaldi, contaba que, a partir del

año pasado, muchos alumnos chi-

lenos estaban en una situación parecida a

la de ellos. “Les contaba que los nacionales

iban a conocer a muchos sectores del te-

jido social que no conocían. Hay muchos

jóvenes que no han interactuado con otros

de situaciones más desmedradas, y tam-

bién jóvenes de menos ingresos que van

a conocer a otros que han tenido mejores

condiciones”, recuerda Vivaldi.

A su juicio, la Gratuidad generó un doble

efecto, al lograr mayor heterogeneidad

en las salas de clases. De hecho, el año

pasado, el 56% de quienes ingresaron a

pág. 4 | Educación Superior

Reforma

Educacional

En 2016 la Gratuidad se transformó en realidad en

30 universidades y, a partir de este año, además en

las dos nuevas universidades estatales, 6 centros

de formación técnica y 6 institutos profesionales.

¿Cómo se ve ese cambio en las instituciones? Cin-

co rectores resumen el impacto que ha tenido para

ellos y sus estudiantes.

“SIN MOCHILA”

El concepto “sin mochila” es corriente entre

académicos, lo aplican para señalar cuando un

estudiantesesacadesíelpesodeunadeudafutura

con la que debe cargar, y cómo esto impacta en

su forma de enfrentarse a las clases.

“Un estudio de la U. Católica mostró que la

U. del Bío-Bío está entre las cuatro mejores de

pregrado. Ahora un joven meritorio entra a la

universidad, la Gratuidad le sacó la mochila del

dinero y la deuda, y nosotros responsablemente

entregamos educación de calidad. Los estudian-

tes con Gratuidad han tenido un rendimiento

igual o superior a los que están sin Gratuidad”,

asegura Gaete.

En la opinión de rectores y académicos, la

Gratuidad les ayudó a “ampliar la base” de talen-

tos. Hoy las universidades adscritas a la política

gubernamental captan buenos estudiantes que,

por motivos económicos, no estaban entrando

a sus instituciones.

De todas maneras, para seguir apoyándolos,

varias instituciones han reforzado planes de

acompañamiento. “Este tipode jóvenes tienemás

dificultades, porque sabemos las diferencias que

hayen laeducaciónescolar, altamente relaciona-

das con el nivel socioeconómico. Por eso, en la U.

CatólicadeValparaíso tenemos hartaexperiencia

eneltrabajoconestetipodeestudiantesparaque

no sólo ingresen, sino que permanezcan”, explica

el rector Claudio Elórtegui.

EstrategiaquetambiéncomparteelMinisterio

de Educación mediante el Programa de Acceso

EfectivoalaEducaciónSuperior,PACE,quesetrabaja

en conjunto con 29 instituciones de educación

superior en lapreparación y acompañamientode

alumnos vulnerables durante sus últimos años de

escolaridadyel primeroen laeducación terciaria.

139.885

primer año en las universidades adscritas

tuvo Gratuidad. Eso significa que más de

la mitad de los nuevos alumnos venían de

las familias de menores ingresos del país.

“La Gratuidad repercute en el benefi-

ciado, en su ánimo, su tranquilidad para

estudiar, pero además enriquece al con-

junto de la comunidad. Interactúan todos

y esta heterogeneidad es algo que hace

más válida la experiencia universitaria”,

sostiene el rector.

En la misma línea, su par de la Univer-

sidad del Bío-Bío, Héctor Gaete, entrega

su propio testimonio: “Yo tengo tres hijos

y uno me comentó que antes del 2016

había más o menos un cinco por ciento

de gente de menos ingresos que estaba

en su carrera, y ahora más de la mitad de

2 0 1 6

sus compañeros de curso están con Gra-

tuidad. Yo agradezco mucho ver el orgullo

que ahora tiene un joven de 20 años que

puede pagar, de estar sentado al lado de

un joven tanto o más inteligente que él

que tiene Gratuidad”.